Monday, October 17, 2005

BREVE QUEJA SOBRE LA BANALIDAD EN EL CINE CONTEMPORÁNEO O COMO SE ABARATÓ EL CRITERIO DE LOS JUECES EN CANNES 2004

Por: Hugo Barbosa.

Al escuchar el singular nombre de Quentin Tarantino es imposible olvidar que a partir del éxito que obtuvo con su segundo largometraje, una oda pop a los gángsters y la basura blanca mejor conocida como Pulp Fiction, la industria de la cinematografía mundial jamás volvió a ser la misma; hordas enteras se arremolinaron para aplaudirle al hombre que "reinventó" el cine. Adolescentes y adultos generaron culto alrededor de éste "genio" contemporáneo. Creativo, ácido, "conocedor", brillante, profundo… icono norteamericano disparado a alturas estratosféricas. Reconocido por el público y la critica en más de una ocasión, ahora convertido en capricho de la casa Miramax. Trabaja a sus anchas y cabe decir que el público (en especial el adolescente) no duda en aplaudir todas y cada una de las historias generadas por nuestro peculiar director, al grado en el cual el criterio ha sido dejado a un lado a cambio del deguste de las excentricidades que se proyectan en las salas y los hogares.

No es mi idea hablar de un cine correcto, creo que en la actualidad hay dos tipos de cine, el de entretenimiento, y el de procedencia netamente artística o comunicativa, y ambos son viables pues para ambos tipos existe público sediento de lenguaje audiovisual. La idea en si tiene que ver con el cine comercial, que sin entrar en discusión, es culpable de que el espectador promedio sea un humano conformista que rara vez objeta o cuestiona aquello que se le presenta en la pantalla.

Para ilustrar un poco el tipo de comentario que quiero exponer, me referiré a una conversación que tuve recientemente con un egresado de una escuela de artes visuales y un compañero que cursa estudios en una escuela de cine, en la cual yo exponía la idea de que el festival de cine mundial que a mis ojos (y a los de muchos) ha sido el más respetado, ahora lo encuentro al borde del desprestigio a causa de lo que yo creo un terrible error de juicio por parte de los organizadores del festival - hablamos de aquel que se celebra en la ciudad de Cannes, en Francia. Conversábamos en un tono de hecho un poco alto para ser solamente un intercambio de ideas, que debido a la decisión del ahora "juez" del festival, una película, que sin haberla visto supongo de calidad presentable, no era "viable" (cita textual) para participar en la entrega de premios del año en curso. La película: The Motorcycle Diaries; el director: Walter Salles; el juez: Quentin Tarantino.

Tarantino fue reconocido por sus trabajos primigenios, ambos filmes pastiches que poco tienen de originales. No quiero hacer menos el trabajo de Quentin como guionista, ni tampoco como director, yo mismo he encontrado muy entretenidos sus trabajos, pero también queda la visión de sus errores y principalmente de sus fusiles, cuestión que tocaré más tarde, cuando haya concluido con la exposición de mi problema.

La cuestión en si es la posibilidad de que un director comercial (como lo es Tarantino) tenga el poder de juzgar el trabajo de un director-artista (como lo es Walter Salles) y de hecho, de revocar la posibilidad de que una película como Los Diarios de una Motocicleta participara como parte de la Selección Oficial.

A esto preguntemos, es necesario que la película sea de gángsters para ser viable? Tal vez no hay suficiente gore? O no existe ese valor de producción tan norteamericano denominado "eye - candy" (o como quien dice morbo chauvinista para el placer visual)? Tal vez la historia humana de un joven argentino transformado a cubano por decisión conocido como Ernesto Guevara, no es lo suficientemente atractiva para el público espectador? Bajo que precepto?

Confieso que poco tengo de simpatizante con las ideas de roja izquierda y no soy ni seré fan del "Che" como ídolo de las masas. No es mi intención hablar de ideas políticas, y de hecho espero que no haya sido por una causa parecida que a la película del brasileiro director le haya sido negada su participación en un festival que solía ser el sueño de cualquier cineasta entregado al arte y no al divertimento.

Y aquí si entra en discusión la validez del cine-arte por encima del cine-espectáculo, por lo menos para con todos aquellos que participamos de alguna forma dentro del medio. El cine-arte está comprometido con el espíritu humano, mientras que el cine-espectáculo se encuentra comprometido con los inversionistas y la taquilla. Entiendo que en ambas ramificaciones existen trabajos de muy baja calidad, pero el asunto no es tal, sino la idea de la valorización del cine como arte.

No se intenta decir que el cine de gángsters sea malo, por el contrario, si bien recordamos, el muy apreciado (y estimado) cine negro deriva de un extenso conocimiento de la condición humana; se dice que es imposible el creer que una historia biográfica de un conocido rebelde, pueda ser dejada por debajo de una ficción cualquiera. Pero hoy, los hechos lo comprueban.

Hagamos una pequeña valorización del trabajo previo del director brasileño Walter Salles: filmes de corte independiente que hablan de los valores humanos a través de personajes sólidos y tridimensionales. Recordemos por ejemplo la película Estación Central, o mejor la trágica Detrás del Sol. Encontraremos secuencias bien logradas, actuaciones convincentes, guiones humanistas e imágenes perfectamente fotografiadas - éste último, valor importante al tratarse de producciones en las que no existe el derroche de equipo y material fotográfico como aquel que poseen los estudios norteamericanos, que a mí en lo personal me habla del cuidado y la dedicación (sin olvidar el talento y el virtuosismo técnico) de un buen director de fotografía que, en mancuerna con un director equivalente en destrezas, tienen hacia su obra, por no mencionar abiertamente el respeto al espectador.

Por otra parte, recordemos el cine con el que se dio a conocer "el maestro" Quentin Tarantino: Perros de Reserva y posteriormente Pulp Fiction. Ambos filmes que retratan el bajo mundo norteamericano, pandilleros, ladrones, asesinos, rechazados, y demás. Los valores principales son la violencia, el gore, lo escatológico y lo imposible. Todo ello sin intención alguna que pese más allá del puro entretenimiento (mas no sano).

Vayamos un poco más atrás para recordar que guión le abrió las puertas de Hollywood a Quentin, una película dirigida por el británico Tony Scott (otro "sabio" del cine comercial); el filme, titulado True Romance (conocido en México como La Fuga) y estelarizado por Cristhian Slater y Patricia Arquette, presenta la fantasía de cómo una prostituta se enamora de un geek que labora en una tienda de historietas, y la aventura que deriva de una equivocación cometida por el protagonista tras asesinar al padrote de su dichosa amada. El guión en si peca de inverosímil, si bien tiene buenos momentos, son todos ellos debidos a la frescura de un guión escrito por un cineasta novel. Los valores de los que se habla tras la máscara de un amor verdadero, son los mencionados con anterioridad: sangre, balazos, drogas, robos, traiciones y demás. Sí, es un filme entretenido, pero nunca se le vió pasar por un festival, pues en sí es un ejercicio para el deguste de las palomitas de maíz que podemos encontrar en cualquiera de los complejos de proyección cinematográfica que han devorado ya a las salas "arcaicas" en las que se solía disfrutar del celuloide.

Perros de Reserva es otro ejemplo de la exaltación que Tarantino hace del bajo mundo, en comparación, podemos observar cualquier película dirigida por el japonés Takeshi Kitano. Si bien es cine que retrata gángsters y policías corruptos, los valores expuestos son siempre reflexiones sobre el espíritu humano. Hay sangre, pistoleros y asesinos, pero también hay una carga dramática bien cuidada y los personajes, lejos de ser fantásticos, son tremendamente sólidos y por consecuencia mucho más humanos.

Takeshi Kitano es en cierta forma un cineasta impulsado por el tan mencionado festival que otorga año tras año las valiosas Palmas de Oro; pero Kitano antes de ser director, fue comediante, y yo pregunto aquí, qué género hay más cercano al conocimiento y exposición de la condición humana si no es la comedia? El género en si requiere gran experiencia para poder hacer reír al espectador sin utilizar el "pastelazo" (recurso sobreexplotado por los norteamericanos). "Beat" Takeshi Kitano es un excelente comediante, actor, director, escritor y hasta editor, en fin, un cineasta de los buenos - aquí una nota, el director Robert Rodríguez hace de todo pero con una calidad menor, Sí, léase como tal, menor (y he aquí que me permito el comentario crítico haciendo uso de TODA mi libertad de expresión, no todo lo que se abarca se puede apretar, aunque sí existen los virtuosos).

Así, regresando al tema, Takeshi Kitano es para muchos un cineasta-artista, no un escritor-director; Walter Salles es un director artista, honesto y libre de pretensiones, que también ha sido galardonado en festivales alrededor del globo terráqueo y además homenajeado por la crítica y adorado por el público. El valor principal de su cine es justamente la franqueza, Salles no quiere apantallar, hace cine por amor, amor al arte y la humanidad. Por el contrario, Quentin es pretencioso, basta con escuchar la entrevista que se le hace en el video de detrás de las cámaras que viene dentro del DVD de Kill Bill Vol.1, en la que explica sus "homenajes" (que en mi opinión pasan al entendimiento del término rip-off - conocido en México como fusil); en ése planteamiento descubrimos que Tarantino avienta escenas sacadas de otros filmes argumentando estar inspirado por ellos. Así, vemos sus homenajes (esta vez no pondré comillas para evitar ser aún más cáustico), al cine giallo o amarillo, proveniente de Italia - que adquiriera su nombre a causa de ser amarillista; al spaghetti western, también procedente de Italia, cuyo máximo exponente fue el Señor Sergio Leone, quien fuera un virtuoso de los buenos (y para muestra hagamos una revisión de su extensa filmografía para corroborar lo constante de la calidad en sus películas); el cine, o mejor dicho, la televisión hong-kongesa de acción; y hasta la copia del estilo tan único que Brian de Palma posee para narrar sus historias, sin olvidar jamás que la extensa "cultura" de éste hombre (Tarantino), nos hace soplarnos una "profunda" filosofía analítica sobre el personaje de historieta conocido como Supermán, y su alter ego el reportero llamado Clark Kent (a quién le interesa! - y sin ser fan de la serie Smallville, puedo aceptar que es un buen drama televisivo que deja ver el extenso trabajo de los guionistas).

Me confieso lector de historietas, de hecho un lector fanático y compulsivo, he disfrutado de todo tipo de historieta, pero nunca me he sentado a hacer análisis del contenido expuesto en ellos pues preferiría gastar mi energía en intentar negar que el filósofo francés Jean Baudrillard es un intelectual de interés o en discernir lo geniales que encuentro todos y cada uno de los textos del sabio italiano bautizado Umberto Eco, eso es filosofía.

Aquí encuentro un pequeño problema, la cultura del espectador promedio no contiene conocimiento en textos de índole reflexiva, y por el contrario, le da una pesadez el siquiera intentar expandir los horizontes de su conocimiento conformista; razón que ha hecho de interesantes ejercicios de la cinematografía contemporánea una nimia, caso que le tocara vivir a la película Blair Witch Project (por citar un ejemplo dentro del cine comercial), cuando los espectadores salieron inconformes de nuestras salas de proyección, pues no había salido en cuadro el "monstruo". Vaya que en México no entendemos el cine! El primer punto agradable de ésa película era el suspenso generado a causa de no ver, nada!

Y he aquí el momento para platicar del espectador más común dentro de las salas de proyección del mundo entero: el adolescente. Si se toma uno la molestia de salir y echar un vistazo a los grupos que suelen visitar los cines, notará que el sector adolescente es el que ocupa la mayor parte de las entradas en la taquilla.

Hago una aclaración, pues no quisiera decir que la cultura cinematográfica haya sido menguada por éste sector (el público adolescente), pero si deriva de un consumo masivo y sin objetividad del producto televisivo, que en gran parte está dirigido a lo jóvenes del mundo. Considero que el lenguaje cinematográfico se ha nutrido de una lógica nacida dentro del videoclip, y con esto no quiero decir que el asunto sea malo, para nada, todo lenguaje crece y se desarrolla, pero sí el contenido de las cosas es ahora descuidado para dar lugar al despliegue de efectos especiales y los trucos efectistas (dentro de lo cual sitúo el filme Kill Bill - escrito y dirigido por Quentin Tarantino, en el cual la trama queda rezagada por más de hora y media, para dar paso a secuencias de acción "grandilocuentes" que mucho nos alejan del conflicto central y poco nos acercan a una idea del buen cine). Matrix, a su vez, decayó cuando la filosofía que sustentaba la primer parte de la trilogía no pudo ser extendida a lo largo de una - única - continuación de más de tres horas de duración (pues no podría aceptar Matrix: Reloaded ni Matrix: Revolutions como historias autónomas).

Si bien encuentro que Kill Bill es una producción entretenida, de hecho la forma del volumen 1 es hermosa con todo y animación, aún cuando considero que el color se utilizó de manera indiscriminada y que su estructura es en si tramposa y podría hacer que la historia se saliera de las manos de su creador (sin profundizar en el hecho de que el volumen 2 de la mencionada película me hizo detestar a un director que solía divertirme).

Kill Bill fue recibida de buena manera, a tal grado, que de pronto vimos a su director sentado dentro del jurado oficial del Festival de Cannes. Me atrevo a considerar que los que más le han aplaudido a Tarantino son los jóvenes adolescentes de todo el mundo.

Detengámonos un momento para analizar las razones por las cuales es éste director tan popular: el contenido cultural de sus filmes está cargado de referencias al más puro estilo pop (como fuera el arte a ojos de Marcel Duchamp y el infame Andy Warhol - cuya obra más pura y artística fue el convencer a las personas de que sus serigrafías eran obras de arte). Dentro del pop situamos la música chicle bomba (bubble gum), los comics o historietas, el cine de horror, los flicks de ninjas (tan famosos en los ochentas), a la mismísima Madonna (a quién Tarantino dedicara un análisis tan contundente - y por demás vulgar - al grado que la susodicha se fijara en él como pareja), la música surf, los filmes de explotación, y hasta al buen Elvis Presley. El pop es la manifestación más pobre del arte, cómo es posible que si ya años antes (en el plano del entendimiento estético a través de la pintura), un hombre llamado Wassily Kandinsky había propuesto un equilibrio pictórico mediante el entendimiento de la línea y el punto, sin olvidar el fondo y la forma; tengamos ahora un entendimiento de apreciación tan pobre, aún con la proliferación de los medios audiovisuales. Cómo explicar a una mente joven que el arte va mucho más allá del simple hecho de plasmar una idea, que esta debe tener un fondo y una forma, ambos componentes deben equilibrarse mutuamente. El arte es en sí una perfecta correlación de esos componentes. Tomemos por ejemplo aquella película titulada El Bebé de Macón de Peter Greenaway, aunque no sea un ejemplo ideal debido a la gran carga de conocimientos que éste excéntrico director británico posee (a fin de cuentas es arquitecto antes de ser pintor antes de ser cineasta), la historia habla del barroco, con trama barroca, personajes barrocos, música barroca y estética barroca: equilibrio de fondo y forma. Además posee un conflicto a desarrollar, y tiende a exaltar valores humanos a pesar de hacerlo a través de personajes que actúan de manera inhumana. El resultado es un filme de altísima calidad, que seguramente será recordado amablemente hasta el fin de la existencia humana.

Si bien hay cine para todo tipo de gustos, el criterio para juzgar en los prestigiados festivales de cine debería ser mucho más cerrado, recordemos que ya existe un premio que valora el cine-entretenimiento (y habría que agregar un - negocio), la famosa estatuilla de la Academia de Artes y Ciencias de norteamérica denominada Oscar. No tenemos por qué aceptar que esa banalización del cine se extienda a los demás festivales de cine. Ni como cineastas, ni como críticos, ni como espectadores. Si usted es de la idea de que en gustos se rompen géneros, yo soy de la idea de que hay un lugar para cada cosa en el mundo. Sí, ésta es mi protesta pues soy de la firme idea de que Tarantino pertenece ya al sector del cine comercial, y nada tiene que hacer como juez en un lugar en el que se inscribe cine con intenciones artísticas. Y si usted es de aquellos que aplaudió la idea de que éste cineasta en cuestión hubiera presidido el jurado en la pasada entrega de las Palmas de Oro, le pido de favor que considere llevarse su idea al lugar adecuado, lugar que se encuentra al final de una larga alfombra roja rodeada de reporteros de E! Entertainment Television, del otro lado del mundo; un lugar en el que lo banal está inn y lo espiritual está pasado de moda; un lugar en el que se le abucheó al único ciudadano con valor a lo largo de un muy elocuente discurso (me refiero a Micheal Moore); un lugar en el que existe un gobernador que sin ser "americano" se pretende como tal y utiliza la frase "I'll be back" para promocionar su candidatura; un lugar en el que se exalta la violencia, los abusos y los desmanes de los springbreakers; sí señor, llévese su idea y deje atrás a los que disfrutamos del arte. Si a usted la filosofía y la espiritualidad lo aburren, no lo consuma, si usted es de los que apoyan al "artista" porque está de moda, no se preocupe ni se ofenda por los comentarios aquí expuestos, que le aseguro no están aquí para eso. Sólo le pido de favor que por respeto a los demás, que si nos interesa la purificación del arte, piense dos o tres veces antes de aplaudir y apoyar casos como el del señor Tarantino convertido en juez de lo artístico, cuando en su lugar deberían estar personajes como Walter Salles (a quién Quentin ninguneó), que si se preocupan por las cosas que transmiten y la manera en la que lo hacen.

Y si de hecho tú lector, eres un estudiante de cine o un pretendiente a cineasta que se siente ofendido por mis palabras, te invito a analizar la teoría cinematográfica (y la del arte en general - pues aunque no lo creas así, el cine le debe algo a todas las demás artes) para que aprendas a amar el arte por su fondo y su forma antes de que salgas al medio y ayudes a desperdiciar espacio en los anaqueles de los videoclubes y las tiendas departamentales. Te invito a ser constructivo, honesto y dedicado, pues aún cuando utilices el celuloide para narrar historias de vampiros o de gángsters, podrás tener en tus manos la posibilidad de hacer que la gente piense mientras se pasa un buen rato disfrutando de tus creaciones.

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